24.1.12

cosas imposibles

2012
el año del dragón



Suele decirse que nuestros sentidos nos engañan.
Que la "razon" no se equivoca.

Yo creo que somos nosotros los que engañamos a nuestros sentidos.
Recortándolos.

Haciéndolos pasar a través del tamiz de una razón que, no solamente nunca fue pura,
sino que además es maliciosamente tendenciosa.
Convenciéndolos de que hay una sola manera de interpretar el mundo.
De ver el mundo.
      De oir el mundo.

Como una palabra que solo pudiera tener uno, y solo un significado.
Negándole el derecho a toda metáfora, negándole toda posible poesia.

Una intención seductora para el año que comienza sería -sin duda- rebelarnos, al menos por un rato, a este falso antagonismo entre razón y sentidos.
O, en todo caso: dejarnos engañar amablemente por ellos.
Darles permiso.
   Permiso para oir y oler y ver y acariciar lo "no posible".
      Permiso para abrir la puerta de la percepción, y salir a jugar.
Entregarnos a esa fantástica energía creadora que no distingue entre lo posible y lo que no se puede.
Que pone el mismo y cariñoso empeño en todo lo que toca, ya sea un unicornio o una mariposa.

Bienvenidos a un nuevo ciclo.
Bienvenidos al lugar de las cosas posibles.